DIRECCION
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DESCRIPCION
Este convento fue uno de los primeros que se instalaron extramuros. En su interior fue enterrado el infante don Alfonso, hijo de Alfonso VIII, por voluntad del rey. Contó, también, con la protección de Alfonso, el sabio.
Las prerrogativas continuaron durante años para el sitio, porque obtuvo varias mercedes reales ademas de donativos hechos por los nobles cuyos hijos se integraron a la orden.
Con el paso del tiempo se convirtió, como puede verse en sus registros, en uno de los conventos más extensos y ricos de la ciudad, con una increible cantidad de propiedad y rentas en su haber.
Como muestra de esta posición privilegiada queda el hecho que en el siglo XVIII se convirtió, nuevamente, en residencia de la familia real.
El convento, fisicamente, posee tres claustros, dos de ellos fueron realizados por Nicolás de Vergara, al estilo mudéjar-renacentista. El refectorio incluye, por su parte, una decoración heráldica de Fernardo III y azulejos del siglo XVI.
Tanto la Iglesia como su portada fueron responsabilidad de Alfonso Covarrubias en el siglo XVI. Siendo esta última restaurada a fines del XVIII por orden del entonces cardenal Lorenzana.
La iglesia cuenta con una sola nave dividida en dos tramos. El coro se encuentra a los pies del templo, compuesto por silleria de madera del siglo XV. La sala capitular es una estancia junto al muro del Evangelio, con techumple de madera.
El refectorio, por su parte, cuenta con dos dos zonas claramente diferenciadas, una cuadrada, cubierta con bóveda de crucería, y otra rectangular de madera policromada.
El convento cuenta con varios patios, incluyendo el conocido como de las Procesiones, que permite acceder a coro, la iglesia y la sala capitular. Otro patio es el del Refectorio.
Del edificio original del siglo XIII sólo se mantiene la techumbre de la sala capitular.
Según la leyenda popular, aquí se elaboró el primer mazapán toledano, que hoy los turistas pueden probar gracias al trabajo de artesania de las monjas.
El origen de esta delicia se debe a un hecho desgraciado: cuando las fuerzas árabes habian puesto sitio a Toledo, el hambre era tanta que las hermanas del templo sin saber que hacer decidieron combinar en una sola receta lo único que encontraron en su despensa: azúcar y almendra.
El resultado al mezclar estos alimentos y cocerlos fue un "pan de maza" que, con el tiempo, fue simplificado por los consumidores gustosos como mazapan.
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