DIRECCION
Callejón de San Ginés, 3.
DESCRIPCION
Según una leyenda muy popular, estas cuevas eran espacios naturales a los cuales Hércules, fundador de Toledo, le dio una estructura arquitectónica con la idea de poder construir allí los palacios imponentes que su imaginación le dictaba.
En realidad, estas cuevas vienen de la época romana, cuando se construyo un depósito para abastecer de agua a Toledo -ya una ciudad importante, que necesita tener sus servicios básicos satisfechos para no generar una revolución (o, a menos, una rebelión).
La cisterna propiamente dicha fue construida en la segunda mitad del siglo I d. de C.: tenía forma rectangular, con medidas de seis metros de ancho por once y medio de largo y cuatro de alto.
El material usado fueron piedras unidas con una mezcla de arena y cal. El interior se revistio con cemento hidráulico.
Las cuevas de Hércules fueron revestidas con sillares de granito y dividida en dos usando dos arcos -también de granito, material muy popular y accesible en su época-.
En estas dos naves se construyeron posteriormente dos bóvedas usando bloques de caliza blanca, una de las cuales pertenece actualmente al Consorcio de Toledo.
Posteriormente, y ya durante el periodo visigodo propiamente dicho, en este deposito, supuestamente, se construyo un templo cristiano al que luego sustituyo una mezquita que constaba de nueve cúpulas que partian de cuatro columnas centrales.
A su vez, sobre esta mequita se levanto una iglesia cristiana dedicada a San Ginés que pronto fue creciendo gracias a la suma de nuevos espacios en los siglos XV y XVI.
En el siglo XVII, la Iglesia fue restaurada completamente agregandole elementos barrocos que hoy pueden admirarse en la fachada que da al Callejón de San Ginés.
A finales del siglo XVIII, la iglesia es cerrada por falta de feligreses, decidiendose el traslado de la feligresia a San Vicente.
En 1841 las autoridades correspondientes deciden su demolición.
|
 |
|