DESCRIPCION
Esta puerta, realizada entre fines del siglo XI y comienzos del siglo XII, se encuentra en el barrio de Antequerela, en Toledo. Este barrio fue conocido, tras la reconquista de la ciudad por las tropas del rey Alfonso, como arrabal de San Isidoro.
Al ser usada esta puerta como lugar donde se arrojaban los desechos y detritos generados en los alfares del barrio, se fue cubriendo de desechos y sedimentos, obligando a las autoridades a finales del siglo XV y principios del sigo XVI a comenzar una serie de remodelaciones que incluyeron la elevación del pavimento más de un metro por encima del original.
Sin embargo, poco a poco, la Puerta del Vado fue dejandose de usar, hasta ser abandonada completamente a finales del siglo XVII.
Para comienzos del siglo XIX, el desinteres hacía ella era absoluto; afortunadamente, la situación se revierte en el siglo XXI, cuando comienza el proceso de restauración de las murallas de Toledo y es redescubierta en el año 2002 practicamente intacta.
El hallazgo fue merito de la intervención arqueológica y el trabajo de excavación realizado por el arqueólogo Arturo Ruiz Taboada y el equipo que trabajaba en la rehabilitacion de la muralla, a cargo de los arquitectos Luis Moreno Dominguez y Pablo Alguacil.
La Puerta del Vado estaba enterrada totalmente bajo la Puerta Nueva del barrio de Antequeruela y resultó ser una puerta gemela de la Puerta Vieja de Bisagra o de Alfonso VI, lo que sugiere que son de la misma época.
La fachada principal esta compuesta por mamposteria encintada y cuenta con cuatro ventanas; en el lateral norte aparecen tres ventanas y dos más en el sur. También puede verse un contrafuerte de sillares.
El acceso a la puerta esta precedido por un pequeño pórtico, entre los dos arcos de la fachada principal, defendido por una buhedera abierta entre ambos. El arco exterior esta fabricado en lado mientras que el interior es de herradura.
El suelo de la puerta esta formado por dos partes: el original y el posterior, que se colocó durante las reformas realizadas en el siglo XV.
Según los especialistas en el tema, el primer tramo de la puerta se destinaba a albergar las dos hojas que cierran la salida de extramuros. El tramo central comunicaba con el patio de armas usando un postigo que posteriormente sería inutiizado al instalarse un zócalo de mampostería.
El tramo final, donde se encontraban las hojas que impedian el acceso intramuros, posee todavía comunicación con el cuerpo superior de la puerta mediante una escalera de piedra a la cual es posibe acceder mediante un vano adintelado.
|
 |
|